Acá entre nos
Alejandro Moguel
Burlándose de las autoridades y del pueblo de México
El sujeto puede moverse dentro de territorio nacional, pero no puede salir de él. Es vigilado a través de un brazalete que trae pegado a una de sus muñecas en forma permanente. Luego entonces, la ley sí le permite ir a un restaurante de lujo o a cualquier otro sitio que desee ir. El problema está en lo que se debe o no se debe hacer.
Esa exhibición suya en un lugar público, de lujo y ostentación, en pleno centro de la Ciudad de México, ha mandado un mensaje claro: está burlándose de las autoridades –de AMLO y del Fiscal General Alejandro Gertz Manero-: mírenme aquí. No pudieron meterme a la cárcel y tampoco les he dicho lo que querían, y por encima de eso me doy el lujo de andar libremente donde se me dé la gana, ha de pensar y ese pensamiento ha de estar acompañado de una sonrisa sarcástica dibujándose en su rostro. Efectivamente, está burlándose de las autoridades, pero también de la sociedad mexicana que ha estado deseosa de que se acabe la impunidad y la corrupción.
Él tiene que firmar ante un juzgado cada quince días, pero lo hace vía internet bajo el argumento de que hay riesgo de contagios de Covid-19, a pesar de que la obligación de confinamiento se ha quedado atrás y desde hace mucho tiempo. Entonces, ¿cuál es el problema? El problema es que eso se traduce en un hecho de impunidad sin precedentes, porque está acogido a una disposición legal llamada “testigo colaborador”, a cambio de que ofreciera información valiosa que permitiera a las autoridades meter a la cárcel a peces más grandes que hubieran cometido delitos enmarcados en hechos de corrupción que él no ha dado. El gobierno federal le está proporcionando canonjías y prebendas que otros, en sus mismas circunstancias, no tienen.
LA BURLA
La periodista mexicana Lourdes Mendoza publicó este fin de semana en sus redes sociales varias imágenes donde se ve a Emilio Lozoya cenando, cómodamente con otras personas en un restaurante de Las Lomas de nombre Hunan, ubicado sobre paseo de la Reforma. Un lugar lujoso y ostentoso al que no cualquier mexicano puede acudir. La comunicadora cita la fecha y hora de registro de sus fotos: 19:57 horas del sábado 9 de octubre de 2021.
Eso generó una gran indignación nacional porque Lozoya fue presentado por las autoridades de la Fiscalía General de la República (FGR) como un delincuente de cuello blanco que había recibido sobornos por más de diez millones de dólares que habrían sido destinados a la campaña presidencial del 2012 que a la postre ganó el priista Enrique Peña Nieto, un caso que después quiso ser configurado como un delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Expertos en materia jurídica opinaron que Lozoya no está violentando la Ley al aparecerse en sitios públicos, porque un juez determinó que en su calidad de testigo colaborador está llevando su proceso legal en libertad.
INDIGNACIÓN
La indignación de millones de personas ha sido porque el presidente, Andrés Manuel López Obrador anunció que su gobierno había aceptado que Lozoya se acogiera a la figura de testigo colaborador para poder actuar con mayor eficacia contra uno de los hechos gubernamentales de mayor corrupción en el pasado reciente en México.
El artículo 256 del Código Nacional de Procedimientos Penales indica que quien se acoja al referido criterio debe comprometerse a proporcionar información esencial y eficaz para la persecución de un delito más grave del que a él se le imputa y se comprometa a comparecer en juicio. Sin embargo, el gobierno federal no ha demostrado que las declaraciones de Lozoya hayan ayudado a inculpar y castigar a otras personas que hayan cometido delitos más graves de los que se le acusan a él.
Nada ha habido desde el 17 de junio del año pasado cuando fue traído de España a México. Es decir, un año y cuatro meses después no hay ningún otro funcionario de alto nivel detenido por delitos relacionados con actos de corrupción.
Y por encima de eso, Lozoya se da el lujo de mostrarse en público, en un restaurante de lujo. Hubo evidentemente deseos de él de mostrarse en público.
LA LEY, LA LEY
La Ley Federal para la Protección a Personas que Intervienen en el Procedimiento Penal que se trate, dice que la figura de testigo colaborador se brinda a una persona que accede voluntariamente a prestar ayuda a las autoridades a través de testimonios y otros medios probatorios parar investigar, procesar o sentenciar a otros sujetos.
“Podrá ser testigo colaborador, aquella persona que haya sido o sea integrante de la delincuencia organizada, de una asociación delictiva, o que pueda ser beneficiario de un criterio de oportunidad”, señala la Ley.
Un criterio de oportunidad es un supuesto en el cual las autoridades judiciales deciden no ejercer la acción penal debido a que hacerlo reportará un beneficio ínfimo.
La aplicación de un criterio de oportunidad, en el caso de Lozoya Austin, debería estar sujeto a lo establecido en el Código Nacional de Procedimientos Penales.
La Ley establece que el criterio de oportunidad en los delitos fiscales y financieros podrá ser aplicado a los casos en los que el beneficiario aporte información esencial y eficaz para la persecución de un delito más grave del que se le imputa y se comprometa a comparecer en juicio.
Esto es cuando el acusado aporte información fidedigna que ayude a la investigación y persecución del beneficiario final del mismo delito, dice el Código.
Emilio Lozoya fue extraditado desde España el 17 de junio del año pasado. Desde ese día estuvo hospitalizado en un sanatorio particular, debido a que se le detectó anemia durante la revisión médica que le practicó la FGR, pero después fue llevado a un domicilio particular en cuyo interior puede él movilizarse con toda normalidad. Se suponía que era una especie de arraigo domiciliario, pero ahora la colectividad se ha enterado que el ex director de Pemex puede moverse libremente dentro del territorio nacional.
Email: alexmoguels@hotmail.com
