Acá entre nos
Alejandro Moguel
Chenalhó, otro negrito en el arroz
Se avizora un choque de trenes en Chenalhó. Abraham Cruz Gómez, candidato del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ganó la reelección para presidente municipal de esa localidad. Sin embargo, su principal competidor del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Pedro González Hernández ofreció una conferencia de prensa en las recientes horas en la que desconoce lo resultados electorales del seis de junio pasado y exige su anulación.
Juan Ruiz Pérez, militante priista y quien también estuvo en esa conferencia, explicó que sus abogados ya llevaron la impugnación hasta la Sala Regional de Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y que sus pruebas son contundentes de cómo el aspirante verde ecologista estuvo comprando votos en plena veda electoral. Añadió que anduvo regalando cubetas en cuyo interior había billetes de 200 y de 500 pesos para persuadir a los ciudadanos a que votaran en su favor.
CHOQUE CULTURAL
El priista Cruz Gómez argumentó algo que va más allá de los aspectos legales que todos conocemos y que tienen que ver con generar condiciones equitativas entre los contendientes. Dijo que nunca se ha visto en Chenalhó que un presidente municipal haya estado gobernando ese municipio más de tres años y que ellos van a pugnar por defender sus usos y costumbres.
Ahí es donde vendrá un choque cultural, porque las leyes dicen una cosa y los usos y costumbres indígenas dicen otra. Los indígenas no entienden la evolución de la democracia en México ni de las leyes electorales que rigen la competencia electoral en todo el territorio nacional. Uno de esos aspectos es la oportunidad que se le da a un político de buscar la reelección como presidente municipal, como diputado local, federal o como senador de la República. Es una oportunidad, no una imposición. Es decir, alguien podrá aspirar a repetir en el cargo y los electores tienen la decisión en sus manos de refrendarle su confianza o negársela. Pero todo parece indicar que, en algunos pueblos indígenas, caso concreto, el de Chenalhó no está dispuesto a permitir ese derecho constitucional que tienen los políticos mexicanos. Y si a eso le agregamos que el verde ecologista estuvo comprando votos al por mayor o utilizando a la presidencia municipal que él ya gobernaba antes para persuadir a los votantes a que votaran a su favor, las cosas se antojan más complejas.
El Tribunal Electoral de Chiapas le dio la razón al candidato ganador del Partido Verde y hoy la pelota está en la cancha de la Sala Regional de Xalapa. En la eventualidad de que los magistrados sigan confirmando el triunfo de Abraham Cruz Gómez los priistas van a optar por la vía de la protesta y la ingobernabilidad en esa localidad indígena y ya sabemos que en el pasado reciente hubo una alcaldesa en Oxchuc que nunca pudo sentarse en la silla municipal porque sus opositores nunca se lo permitieron.
Y si anularan los comicios en Chenalhó, la parte contraria va a hacer lo mismo. Así que suceda una cosa o suceda lo contrario se avizoran problemas post electorales. Otro negrito en el arroz chiapaneco.
VALIÓ LA LIBRE EXPRESIÓN
Autoridades judiciales españolas resolvieron darle la razón a una mujer sexo-bulliciosa y quitársela a un medio de comunicación que alegaba su derecho a la libre expresión.
En Salamanca, España, una televisora realizó un reportaje de los mugidos de una mujer al tener relaciones sexuales con su pareja los cuales molestaban a sus vecinos cada vez que ella decidía darle rienda suelta a uno de los placeres más exquisitos en el homo sapiens.
La mujer demandó a la televisora por ese reportaje que mostraba ante la audiencia ruidos eróticos que la mujer y su pareja exhalaban al llegar al éxtasis. Las autoridades judiciales dieron la razón a la mujer. La televisora alegó en su favor el derecho a la libertad de expresión e información. La autoridad respondió que el derecho a la privacidad de la mujer gritona está por encima del derecho a la libre expresión.
SERVIMOS DE BUFONES
Sucedió lo que todo mundo sabía: resultó un fiasco la primera consulta popular en la historia de México. Sin embargo, los lopezobradoristas, incluido el presidente, dicen que fue un éxito porque ganó el “sí” en forma abrumadora frente a un “no”, como respuesta a una confusa pregunta que a los mexicanos no los llevará a nada.
Se requerían 38 millones de votos para que la Consulta valiera la pena. Llegaron a las mesas de receptoras de votos tan solo 6 millones 900 mil personas. El 7.7% de la lista nominal. Han de estar muertos de risa los ex presidentes a quienes, imaginariamente estaba dirigida la citada consulta. Nada se podrá hacer ni a ellos ni a nadie más. No era el objeto de la pregunta confusa.
La subjetividad permite doblar el lenguaje para decir que el vaso está medio lleno o que está medio vacío. Pero una cosa es eso y otra muy distinta es atentar contra la inteligencia de millones de mexicanos que sabían que esa consulta iba a resultar una farsa grosera e insultante, como lo fue. El presidente López Obrador dijo en su conferencia mañanera de ayer lunes que los resultados de ese ejercicio democrático lo habían dejado a él muy contento. ¿Cómo no? La consulta fue una muestra más de que en México se hace todo lo que el presidente desea, sea para el bien de los mexicanos o sea tan solo para servir de payasos o bufones frente a los medios de comunicación de otros países.
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