Acá entre nos
Alejandro Moguel
REC antepone el diálogo
Lo que se ve no se juzga. Rutilio Escandón Cadenas ha demostrado ser un gobernante sensato y disciplinado. Cumple religiosamente con su agenda de trabajo diario, asiste puntualmente a las mesas de seguridad temprano por las mañanas, encabeza en forma ordinaria las reuniones de gabinete y realiza giras de trabajo constantemente en el interior del Estado, en las cuales concreta acciones gubernamentales y de política pública. Siempre le apuesta al diálogo y cuando es necesaria la aplicación de las leyes, las aplica, como ha sucedido con las invasiones ilegales del MOCRI y en muchos otros casos. Por tanto, nadie podrá regatearle que está pendiente en la atención de los grandes temas de Chiapas. Digo esto, porque sus malquerientes se han estado aprovechando de las circunstancias de Pantelhó, de Venustiano Carranza y de Chenalhó para lanzar críticas en contra suya. Hay que reconocer, con honestidad, que esos conflictos intercomunitarios indígenas tienen orígenes ancestrales y muchos de ellos, con el paso del tiempo, han ido recrudeciéndose.
Algunos grupos antagónicos han estado peleándose desde hace más de cincuenta años. Todos los gobernadores del último tercio del siglo pasado y del presente han tenido que lidiar con todas esas mortificaciones sociales.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué no se han solucionado esos conflictos en tanto tiempo? Por diversas y múltiples razones: ha sido público y notorio que algunos gobernantes, estatales y federales, han intentado en forma genuina resolverlos, otros solamente les han aplicado paliativos, algunos más únicamente han administrado los problemas para dejar pasar el tiempo e incluso otros se han aprovechado de las circunstancias para sacar raja política en su beneficio.
Han pasado los sexenios y sus principales actores se han ido. Los problemas ahí quedan, a veces dormidos y aletargados, pero en la primera coyuntura resurgen.
EL PRETEXTO
Con el pretexto de un mal reparto de tierras de la era de sus bisabuelos que data de 1970, la Casa del Pueblo y la Alianza San Bartolomé de los Llanos están hoy en pleito sin tregua y mantienen en vilo a los ciudadanos de bien de Venustiano Carranza.
Muchos de sus protagonistas no habían nacido cuando se originó ese problema. Lo mismo han padecido habitantes de Chenalhó y Oxhuc. Eventualmente, esos problemas se han extendido hacia Pantelhó. Otro tipo de conflictos sociales hay en Honduras de la Sierra y Siltepec. Ahí una errónea y mal hecha remunicipalización, del sexenio pasado, dejó inconformes a varios grupos sociales, cuyo enojo e influencia fue determinante para que autoridades electorales decidieran suspender las elecciones del seis de junio pasado, frente a la amenaza de que los reclamantes iban a impedir la instalación de casillas.
Hasta principios del presente año, había en Chiapas 37 desplazamientos forzados internos, entre los que destacan los más sonados: Los Llanos y Mitzitón en San Cristóbal de las Casas, Acteal, San Juan Chamula, Aldama y Manuel Utrilla en Chenalhó, Chalchihuitán, Chabajeval, entre otros. Esos movimientos sociales están plenamente documentados en el libro Relatoría sobre Desplazamiento Interno en Chiapas, cuya investigación estuvo coordinada por el presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos del Estado, Juan José Zepeda Bermúdez. Todos esos conflictos se suman a los que hay ahora en Carranza, en Honduras de la Sierra, en Siltepec y en Pantelhó. Pero son problemas y planteamientos distintos y variados que han estado latentes desde hace varias décadas. No nacieron ayer.
Muy probablemente, esos desplazamientos se hayan incrementado en el transcurso de los recientes meses, como el de Pantelhó. Desafortunadamente y en el transcurso del tiempo, esos conflictos originados por conflictos de tierras se han venido contaminando de intereses políticos y con grupos que trafican con drogas y con indocumentados. La mezcla de todos esos ingredientes ha hecho que aumente su complejidad.
DE ANTAÑO
El gobernador Rutilio Escandón Cadenas ha insistido en que las cosas se resuelvan mediante el diálogo y la conciliación. En recientes semanas estuvo en una comunidad de Venustiano Carranza y desde allá hizo un llamado a los grupos antagónicos a que acudieran a las mesas de diálogo que están funcionando en forma permanente para que allí, con la mediación de las autoridades estatales, se busque una solución a sus diferencias. Sus malquerientes han estado tratando de atribuirle al actual gobernador la culpa de esos conflictos, cuando la realidad nos dice que el mandatario estatal ya se encontró con muchos de esos problemas, algunos de ellos en avanzado estado de complejidad. Hay que ser realistas. Hay gobernabilidad en la inmensa mayoría de los 123 municipios de la entidad chiapaneca. Los problemas están focalizados y están en vías de solución, como lo comentó recientemente el mandatario nacional.
AMLO
El presidente, Andrés Manuel López Obrador calificó al hecho de Pantelhó con términos claros y que dan la idea de que las autoridades correspondientes están investigando el tema. Dijo que dicho grupo civil no puede estar usando como excusa la inseguridad y que podría tratarse de varias cosas: un tema politiquero, de dominio caciquil en esa región, de lucha de facciones o de grupos políticos sin ideales, sin principios y sin el propósito de ayudar al pueblo, sino solamente de acumulación de poder o de control de la delincuencia organizada. Se mostró dispuesto a saber de dónde han obtenido las armas de alto poder.
A pregunta expresa, reiteró que no está de acuerdo con el surgimiento de grupos de autodefensa y dijo que estas expresiones armadas son una creación dañina de la época en que se le declaró la guerra a las bandas delincuenciales.
Ojalá y se haga una investigación a fondo de esos hechos, porque existe la sospecha de que hay, atrás de todo eso, grupos con intereses políticos que tratan de generar ingobernabilidad en Chiapas.
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