La obesidad es más que sólo cuestión de imagen
Dra. Ana María Barragán Vigil, profesora de la Facultad de Medicina y Endocrinóloga de la UAG
Como todos sabemos la obesidad actualmente es un gran problema de Salud Pública. México desde el 2011 ocupa el segundo lugar a nivel mundial de obesidad en el adulto y el primero en los niños. De acuerdo a la Organización Mundial de la salud, el Índice de Masa Corporal (IMC) normal se considera hasta 24.9 Kg/m2, sobrepeso de 25 a 29.9, Obesidad de primer grado 30 a 34.9, de segundo de 35 a 39.9 y de alto riesgo si es mayor de 40.
Es fácil identificar a simple vista a las personas con sobrepeso u obesidad, y el aspecto físico puede causar en ellas la percepción “alterada” de la autoimagen, pueden sufrir de bullying, tanto en la infancia como en la edad adulta, y vivir situaciones que a la larga crean inseguridad que persista durante años alterando la salud emocional, lo cual es sumamente importante tratar.
Sin embargo, tanto la comunidad como las personas obesas perciben el aspecto estético como el único problema, sin conocer lo que la obesidad puede traer como consecuencia a nuestra salud física. La obesidad repercute en toda la economía del cuerpo. En términos generales se comenta que la misma cantidad de grasa sub cutánea (la lonja) se encuentra dentro del abdomen, grasa particularmente peligrosa debido a la alta circulación que hay, el que los ácidos grasos lleguen al hígado alterando su función y que haga que la insulina se degrade más lentamente.
Daño sistémico a largo y corto plazo
De acuerdo con la grasa en el interior del abdomen (en estructuras como hígado, estómago, intestino) se causan los problemas metabólicos, si nosotros al ver una persona con sobrepeso u obesa ponemos atención a su cuello, podemos generalmente observar que éste está manchado de obscuro, muy diferente a la pigmentación solar, a ese simple signo se le llama Acantosis Nigricans y es el primer dato clínico de alarma.
Lo más probable es que al hacer estudios se demuestre Resistencia a la Insulina con aumento compensatorio de esta hormona. La Resistencia a la insulina es una condición que de no atenderse evoluciona a prediabetes y posteriormente a Diabetes Mellitus tipo 2. La obesidad tiene estrecha relación con la Diabetes ya que a mayor IMC aumenta su incidencia. Si bien ésta no es la única causa de la diabetes, sí es la más importante y el único factor precipitante que se controla al tener actividad física programada y alimentación adecuada.
Obviamente una vez que se presente la Diabetes de no ser controlada adecuadamente se manifiestan las complicaciones crónicas potencialmente mortales. Recordemos que la Diabetes Mellitus es la segunda causa de muerte en México y favorece a la primera que es enfermedades cardiovasculares.
Otra patología favorecida por la obesidad, y que se presenta a la par que la diabetes, es la hipertensión arterial. Ésta se debe a un aumento de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos, aunada a elevación de la insulina que disminuye notablemente la eliminación de sodio por lo que hay retención de líquidos aumentando más el flujo circulante. El Sistema Nervioso Simpático también se eleva causando crecimiento ventricular izquierdo, arritmia y muerte. El tabaquismo favorece la propensión a este problema.
Íntimamente ligado a la hipertensión arterial se encuentra el aumento en la formación de grasas. El hígado recibe más cantidad de ácidos grasos libres y a su vez los convierte en lípidos, causando un aumento de colesterol total, de los triglicéridos y de las VLDL (colesterol de muy baja densidad), así como una disminución de las HDL (colesterol de alta densidad). Las VLDL por sus características favorecen la aterogénesis, es decir, que la grasa se pegue a las arterias estrechando su luz, y favoreciendo aún más la hipertensión arterial y sus complicaciones.
Hay daño hepático también caracterizado por el hígado graso que es una de las complicaciones más frecuentes de la obesidad sobre todo si ya está presente la Diabetes. El hígado graso es la acumulación de grasa (triglicéridos) dentro de las células hepáticas, clínicamente no hay datos, pero se sospecha en todo paciente obeso, se diagnostica por ultrasonido hepático. Esta alteración conocida como esteatosis hepática puede alterar la función del hígado y manifestarse como esteatohepatitis no alcohólica, de no tratarse la causa, puede finalmente llegar a una cirrosis hepática y muerte. Aquí es determinante el interrogatorio ya que se debe descartar el alcoholismo y antecedentes de hepatitis C.
La litiasis vesicular o piedras en la vesícula biliar es 2 veces más frecuente en personas con obesidad grado 1, pero cuando es grado 3 se ha observado hasta 7 veces más. Las piedras en este sitio corresponden en un 80% a colesterol, lípido que como mencionamos aumenta en los obesos y se almacena en la vesícula causando sobresaturación y formación de piedras.
El reflujo gástrico (sensación de que la comida se regresa del estómago hacia la boca) puede presentarse hasta en el 40% de los obesos y se debe a la presión intraabdominal sobre el estómago, así como las hernias abdominales por la presión sobre la pared del abdomen.
Los problemas respiratorios pueden ser mecánicos, es decir la grasa de tórax impide la distensión del sistema respiratorio requiriendo un mayor trabajo muscular (tórax óseo pulmones y diafragma) causando hipoventilación (disminución en la intensidad de movimientos respiratorios) disnea o falta de aire. El ronquido es muy común en los obesos debido en gran parte por los depósitos de grasa en las vías aéreas superiores (grasa tráqueo-faringea) que impiden el libre paso del aire al respirar y está ligado al perímetro del cuello.
Esta condición evoluciona a la apnea del sueño, trastorno caracterizado por una respiración interrumpida por unos segundos a minutos hasta 30 veces por hora y su severidad es de acuerdo al grado de obesidad. Si además el cerebro no responde a la falta de oxígeno, puede causar paros respiratorios, alteración del ritmo cardiaco y muerte. Cuando el sueño se interrumpe durante la noche, en el día se presenta somnolencia, comportamiento aletargado y disminución de la capacidad intelectual.
Otras ofectaciones son las pulmonares. Las infecciones respiratorias se presentan 2 veces más en los niños obesos y son causadas en parte por el broncoespasmo (la luz de los bronquios se hace más chica) secundario a la obesidad. En los lactantes la inflamación de los bronquiolos es más severa si son obesos ya que el broncoespasmo es más pronunciado provocando hipoventilación, respiración rápida y superficial que lleva una pobre oxigenación de la sangre. Parece existir en los niños una relación directa entre el grado de obesidad y la severidad con la que cursa el asma. Se ha descrito también que el niño obeso es más propenso a alergias.
La osteoartrosis, enfermedad degenerativa ósea está presente en el 80% de los obesos. Ésta afecta sobre todo en las articulaciones de carga como es la cadera y rodilla en donde el cartílago empieza a desgastarse en forma paulatina hasta que finalmente desaparece y entonces se roza hueso con hueso causando mucho dolor, lo cual limita la actividad física con lo que la calidad de vida disminuye drásticamente.
La gota se debe al aumento del ácido úrico en los obesos, es más frecuente en los hombres. Se presenta más comúnmente cuando el peso es un 30% mayor que el peso ideal. Se caracteriza por enrojecimiento e inflamación muy dolorosa de alguna articulación como tobillo, rodillas, manos o muñecas.
La obesidad junto con la ateroesclerosis altera las válvulas sanguíneas y se desencadena la insuficiencia venosa periférica mejor conocida como várices. Éstas son dilataciones de las venas donde se acumula la sangre debido a que se encuentra afectada su retorno de las extremidades inferiores al corazón. La sangre entonces se “estanca” en las piernas causando tortuosidad y aumento del relieve de las venas. Se favorecen las úlceras en las extremidades y los coágulos sanguíneos que en caso extremo llegan a pulmón.
La piel no queda exenta de complicaciones, como la pigmentación en cuello y sitios de flexión, infecciones virales y micóticas favorecidas por la humedad que queda entre los pliegues cutáneos, principalmente en las ingles y axilas, por lo que es recomendable secar continuamente estas zonas.
Las cirugías de sujetos obesos se asocian a un alto grado de morbimortalidad debido a la dificultad técnica en el manejo perioperatorio de estos pacientes, desde la canalización de venas, entubación traqueal, dosis más alta de anestesia, además el tejido graso se desprende fácilmente dificultando un poco el cierre de la herida, la hipoventilación característica disminuye la oxigenación, favorece la trombosis pulmonar y las heridas quirúrgicas suelen abrirse nuevamente.
Los problemas emocionales son igual de severos, los más comunes son las alteraciones del sueño, depresión y ansiedad y cuantas más complicaciones se presentan por la obesidad es mayor el deterioro emocional, viendo como algo más lejano volver a la normalidad lo que causa ansiedad que desafortunadamente incita a comer más.
Aunque los problemas de peso no son buenos a ninguna edad sobre todo si se acompañan de otros factores de riesgo como son el tabaquismo y alcoholismo, predisponen a que se presenten más pronto las enfermedades. Es lamentable ver personas jóvenes e incluso niños con problemas de sobrepeso u obesidad con alteraciones en la glucosa e hipertensión que generalmente no son reversibles. Por todo lo anterior les invito a crear conciencia para que a nuestros niños les enseñemos una vida saludable donde la base sea el ejercicio y una alimentación adecuada.