Código Nucú
Confieso que me sigue asombrando el comportamiento de muchas personas en redes sociales. Existe una gran facilidad para endilgar culpas, repartir adjetivos sin conocimiento real del problema y erigirse como jueces de todo asunto que en dicho espacio circule. De ahí que existan personas y grupos especializados en desbordar la ira colectiva y canalizarla a favor de otros intereses. Es, en sí, un juego muy perverso y muy rentable.
Basta entrar al Facebook para ver la forma en cómo un dato a medias se convierte en una vorágine de supuestos análisis (muchos de ellos desvirtuados) e, incluso, de afirmaciones burdas en varios de los casos. Sí, vivimos en una era en donde los usuarios de las redes abonamos a la construcción y difusión de lo que los expertos llaman infodemias, y donde una legión ondea con orgullo el epíteto que Umberto Eco le asignara.
Claro que está también la otra parte: la que analiza, la que piensa en el impacto que podría tener la información si no es bien suministrada, la que documenta todos los datos y los entrega para que el lector pueda discernir y tener herramientas que le permitan construir una opinión fundamentada y con apego a la realidad. Sin embargo, la anterior es mayoría.
Analicemos, por ejemplo, el caso del accidente en el llamado nuevo libramiento sur que involucró de forma directa a dos unidades (donde lamentablemente un profesor perdió la vida y salieron dos lesionados) y de forma “testimonial” a un tercer vehículo, dato que el propio fiscal Jorge Llaven Abarca dio en entrevista con el periodista Loret de Mola y dato al que no se le ha hecho mucho caso pese a su importancia al tratarse de un testigo del percance.
Tras el accidente, como si muchos fueran omnipresentes, se orquestó una campaña bajo el objetivo de culpar a una persona en particular y pocos fueron aquellos que se ocuparon de cuidar el dolor de la familia que perdió a un ser querido, y de apegarse a la búsqueda de la verdad.
Es más, basta leer varios apuntes publicados para ver quiénes sí se solidarizaron con la viuda y los deudos, y quienes hicieron uso del dolor como un pretexto para el lucro y el morbo bajo la supuesta búsqueda de la justicia. Hasta ese grado hemos llegado como sociedad y es deplorable.
Pero todo tiene un fondo cuya forma se desmorona en sí mismo. Esa estrategia se dio porque en uno de los vehículos involucrados viajaba Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien venía del Aeropuerto Internacional Ángel Albino Corzo tras perder su vuelo (curioso que la información vertida señalara lo contrario).
Y sí, se sabe que hay un video de cuando el funcionario federal llegó con retraso y le impiden abordar. Lo tratan como a cualquier ciudadano y se ve en la necesidad de comprar un nuevo boleto para trasladarse a la Ciudad de México (a muchos nos ha pasado). El video es del propio aeropuerto, e imagino que cuando termine todo el desahogo de pruebas y la investigación tenga el curso completo, sin supuestos, se dará a conocer.
Insisto, me causa cierta pena esa insistencia que buscan algunos en las redes y sucede con cualquier político de cualquier partido, en cualquier escenario. Incluso, en el caso tratado, han llegado a pedir que el funcionario dé la cara y haga declaraciones públicas sobre el tema. Parecen olvidar que existe un proceso legal por el accidente y que éste debe cuidarse. Por esos detalles las carpetas de investigación, en temas más delicados, terminan desmoronándose.
Es más, “ávidos de conocer la verdad”, escudados en posturas de conspiración, exigen pruebas contundentes a las autoridades. No basta para esas personas el resultado del peritaje oficial al que descalifican y menosprecian para dar rienda suelta a una serie de acusaciones infundadas que deberían ponernos a pensar en la terrible forma en que se tuerce la verdad en el mundo de las redes sociales. Mire ahora este estire y afloje con el tema del médico detenido. Lamentable.
Es por lo mismo que había evitado el tema. Porque a simple vista se perciben intereses políticos y las redes no son un escenario para desahogar temas de índole judicial. Es, claro, que la naturaleza humana nos lleva a aprovechar las oportunidades. Imagine un incidente que se presenta como oportunidad de oro para que algunos puedan meter unos jab, ganchos y uppers a la carrera de Zoé. Nada mal. Funciona. Claro que sí.
Lo curioso, o al menos lo que para mí resulta curioso, es que muchos lo consideran ya como candidato natural a la gubernatura en Chiapas en 2024. Es normal, supongo: su cercanía con el presidente López Obrador y el puesto que desempeña en el IMSS, que más que una apuesta a favor es una grande losa, causa cierto malestar aun cuando no son los tiempos políticos (no imagino la guerra que se viene en el 24). Lo he dicho en otros espacios. Es más, quizá Zoé vaya por otra apuesta más grande y ni lo sabemos.
Sin embargo, hay una realidad palpable: se sigue buscando la forma de torcer las líneas. Y ojo que no estoy en defensa de nadie. Todo accidente es eso, un suceso desafortunado en el que nadie quisiera estar involucrado. Pero al final son las autoridades las encargadas de revelar los resultados de un proceso de investigación, guste o no. Así funciona.
Cada quien sabrá por qué razón lo hace. Es algo que en lo personal no me interesa. Celebro, sí, la libertad de expresión y la libre manifestación de ideas.
#Manjar Ya estuvo suave con el “líder sindical” Víctor Pinot, ¿no creen? No sólo representa un lastre para el Sindicato Único Independiente del Colegio de Bachilleres de Chiapas (Suicobach), del que se ha servido con la cuchara grande y desde donde ha operado miles de pesos, esto sin contar que podría ser presunto cómplice del fraude a los trabajadores cometido en el sexenio anterior, sino que últimamente da patadas de ahogado negándose a dejar el espacio para renovar la imagen y darle un aire fresco. Los trabajadores del Cobach no merecen estar supeditados a un arribista con ínfulas de todopoderoso, cuyo único objetivo es mantenerse en el poder buscando cubrirse las espaldas. #UrgeUnCambio “Estamos tan intoxicados uno del otro / Que de improviso podríamos naufragar, / Este paraíso incomparable / Podría convertirse en terrible afección. / Todo se ha aproximado al crimen / Dios nos ha de perdonar / A pesar de la paciencia infinita / Los caminos prohibidos se han cruzado. / Llevamos el paraíso como una cadena bendita / Miramos en él, como en un aljibe insondable, / Más profundo que los libros admirables / Que surgen de pronto y lo contienen todo”. Ana Ajmátova. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Resurrección de Jorge Fernández Granados y el disco The Joshua Tree de U2. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer. // Foto tomada de Internet.
* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.
* Delegado en Chiapas del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa.
Contacto directo al 961-167-8136
Twitter: @C_T1
Facebook: @CodigoNucu
Mail: palabrasdeotro@gmail.com