Código Nucú

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César Trujillo

       

Legislativo, aliado de la militarización

Gran revuelo ha causado el  acuerdo publicado el lunes 11 de mayo en el Diario Oficial de la Federación (DOF), donde el presidente Andrés Manuel López Obrador dispuso a las Fuerzas Armadas de México para que realicen tareas de seguridad pública. Así, con la militarización de este país fragmentado, un país en el que a los actores políticos les interesan sólo las canonjías, se muestra el fracaso que hasta hoy ha sido la Guardia Nacional. Nos guste o no.

Lo cierto es que para lograr que este acuerdo pasara, el Presidente tuvo muchos aliados. Fueron los senadores y diputados quienes permitieron lo que hoy se critica en los diferentes medios de comunicación. Fueron ellos, desde sus curules, desde los acuerdos políticos y el cabildeo que acostumbran, desde el juego del poder por el poder, quienes le dieron al Presidente de México la facultad de utilizar las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad nacional hace un año exactamente.

Es decir, el Ejecutivo federal tuvo el respaldo y acompañamiento del Poder Legislativo para llegar a este proceso de militarización que hoy vive el país y que a muchos nos preocupa por los excesos que se han cometido desde las Fuerzas Armadas, esos abusos que la prensa y las organizaciones han denunciado y que ha registrado la propia CNDH sin que nada pase. La historia no miente: Tlatlaya, Ayotzinapa, Palmarito, Tlatelolco, entre mucho más, forman la larga lista por décadas de lo que digo.

Porque ojo, no se trata de que sea inconstitucional, como se ha querido señalar. La misma Suprema Corte de Justicia de la Nación cuenta con una tesis de jurisprudencia al respecto, derivada de una sentencia de acción de inconstitucionalidad que fue resuelta en marzo de 1996, donde se interpreta el artículo 129 y señala que la participación de las Fuerzas Armadas en auxilio de las autoridades civiles sí es constitucional (Nexos, 2011).

Y es por eso mismo que los legisladores, aquellos que se gastan cientos de miles de pesos en galletas y bebidas, aquellos que han dado espectáculos ridículos al liarse a golpes cuando no son capaces de entablar un diálogo intelectual, fueron quienes aprobaron y cuadraron las leyes para que esto pudiera ser posible.

Claro, y se debe decir, esto pasa cuando no hay una oposición real o ésta, en su mayoría, se cuadra a los intereses partidistas; cuando las Cámaras son afines a un partido y no a los intereses de todos. Esto pasa cuando los contrapesos no existen y entonces forma y fondo son un simple juego de simulaciones donde se confecciona todo acorde a lo que el Estado requiere. Lamentable, pero es así.

Desde los propios artículos transitorios del decreto de reformas a la Constitución, a través de los cuales se introdujo la nueva Guardia Nacional, se puede palpar cuál será el actuar del mandatario y hacia dónde se dirigen sus esfuerzos en todo el sexenio (2018-2024). Sin embargo, es el artículo quinto del decreto publicado en el DOF, con fecha 26 de marzo de 2019, el que da el poder a López Obrador para que pudiera hacer lo que hizo.

Dicho artículo señala que: “Durante los cinco años siguientes a la entrada en vigor del presente Decreto, en tanto la Guardia Nacional desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial, el Presidente de la República podrá disponer de la Fuerza Armada permanente en tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”.

Por eso no es curioso, debo señalar también, que durante el sexenio de Felipe Calderón, desde el mismo Poder Legislativo, se considerara que buscar que las Fuerzas Armadas desempeñaran tareas de seguridad pública carecía de sustento constitucional y era violatorio de los artículos 29 y 129 de la Constitución Política. Claro, ojo, en ese momento el expresidente no sólo era su propio enemigo, sino que nunca tuvo un Congreso a modo, no tuvo mayorías y por ello no pudo implementar esto que hoy los panistas critican y que en realidad buscaron desesperadamente, pero nunca se les dio.

Lo cierto es que me deja con temor este acuerdo porque, con los antecedentes que existen de los abusos y excesos, se piensa que todas las tareas de las Fuerza Armadas van a salvaguardar los derechos humanos y que sólo porque lo establece en letra la ley Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza será de ese modo. ¿Cuántas veces, durante décadas, los hemos visto burlar la ley y por qué ahora podría ser diferente?

Respeto profundamente la labor de los militares. Tengo amigos dentro y hemos discutido sobre esto, cada uno con su postura. Su entrega con el Plan DN-III es algo loable y digno de reconocer, algo que nunca me cansaré de celebrar. Sin embargo, dejar que sean ellos los que puedan realizar acciones ordinarias es un riesgo muy alto que puede pasar facturas caras a la ciudadanía.

No olvidemos que de por sí ya existen los abusos de los elementos de la policía, aquellos que con un tolete y un uniforme se vuelven locos. No quiero imaginar ahora lo que puede pasar con elementos que sí están entrenados para causar daño, que son especialistas en armas y en técnicas de combate, y que han mostrado de lo que son capaces.

Ojalá me equivoque y no se fragüe otra tragedia. Por el bien de todos, por el de México, ojalá no sea así.

#Manjar He soñado durante varios días de esta pandemia con un jardín lleno de flores de muchos colores. Lo atraviesa un arroyo cristalino con algunos peces que juegan al rededor de una roca. Ningún ser humano habita el jardín más que yo. No sé bien, hasta hoy al menos, quién soy, pero puedo ver a través de los ojos de otro. Siempre despierto cuando al pararme debajo de un árbol de laurel frondoso, del que salen volando una parvada de aves negras, llega la lluvia. Desaparecen los colores y el gris lo cubre todo. Cuando un trueno cae rompiendo el día, despierto. Y me encuentro jadeante en la habitación hasta que minutos después concilio el sueño esta vez en completa paz. Así, hasta el siguiente día.  #HistoriasdeCuarentena “Oh voz, única voz: todo el hueco del mar, / todo el hueco del mar no bastaría, / todo el hueco del cielo, / toda la cavidad de la hermosura / no bastaría para contenerte, / y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera / oh majestad, tú nunca, / tú nunca cesarías de estar en todas partes, / porque te sobra el tiempo y el ser, única voz, / porque estás y no estás, y casi eres mi Dios, / y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro”. Gonzalo Rojas. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Canción del bárbaro de Ángel Carlos Sánchez y el disco Long Tall Sally de The Beatles. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

* Delegado en Chiapas del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa.

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