Código Nucú
César Trujillo
Reflexiones a la par de una pandemia
Quiero creer que estos tiempos difíciles van a cambiarnos. Que tras la pandemia que enfrentamos, y los miles de muertos que nos arroja este virus, regresaremos al beso y al abrazo con otras formas. Sin tantas máscaras; más empáticos y comprometidos con nuestro entorno, más hermanados con los demás.
Que a partir de ahora replantearemos nuestro mundo. Que dejaremos de ocuparnos por trivialidades. Que abandonaremos la frívola búsqueda de lo material y caminaremos en la reconstrucción de una sociedad más justa, más equitativa, más humanitaria. Que aprenderemos a tender la mano a quien lo necesita sin alharacas ni presunciones.
Quiero creer que estos tiempos aciagos van a transformar nuestra exagerada forma de consumo. Esa que nos aplasta y nos exprime como una esponja hasta dejarnos secos, frívolos en sí, ante el manejo perverso de un sistema que apostó a quitarnos todo. Y lo ha logrado.
Que entenderemos que, sin importar las posiciones económicas, nos han orillado a construir una falsa identidad social a través del consumismo. Que nos han imbuido en una hecatombe que nos hace esclavos de todo y de nada. Un consumismo voraz que nos evoca con la máxima desfachatez y la deshumanización que reza: “dime lo que consumes y te diré quién eres”.
Quiero pensar que tras esta experiencia de ver las tiendas de los conocidos cerradas, de la producción a gran escala detenida, de prohibirnos la cercanía con los amigos, de separarnos de los que más amamos, de impedirnos el caluroso abrazo que siempre nos hermana, de palpar el miedo en cada hogar, de confinarnos en nuestros espacios, de ver el mundo achicado desde la ventana, saldremos siendo otros.
El sociólogo alemán Stephan Lessenich pregunta “¿a quién le hacen falta relojes que valen tanto como un coche, coches que pesan tanto como un tanque, tanques que reprimen protestas y destruyen vidas?, ¿necesitamos uñas artificiales, peluquerías caninas, futbol profesional, marcas para todo?”. Y bajo esas interrogantes, debemos repensar el futuro.
Nos corresponde replantear nuestro papel como seres humanos, como miembros de una sociedad a la que han individualizado al grado de que las nuevas generaciones no logran sorprenderse con nada, a la que han acostumbrado a vivir sumergida en lo superficial, a la que le han roto la colectividad (de muchas formas) para que no eleve la voz, para que no tengan eco, para que no digan nada, para que no se defiendan.
Hemos transitado, desde hace mucho tiempo, por un camino erróneo, un sendero equivocado que nos ha ido consumiendo paso a paso, que nos ha orillado a la competencia y no a la empatía, a la corrupción y no a la honradez e integridad, a la destrucción y no al amor, a la búsqueda de lo superficial y no a la espiritualidad.
Vamos por el camino incorrecto y esta pandemia debe ser el pretexto perfecto para entenderlo. Para comprender lo frágiles que somos. Para darnos cuenta que nos han despojado hasta de un sistema de salud adecuado como el que requerimos. Para repensar cómo vamos a enfrentar los nuevos retos y los nuevos virus que vendrán ante el calentamiento global, las hordas que buscan gobernarnos a través del miedo, ante los excesos a los que las grandes trasnacionales han recurrido (siempre en nombre de un falso desarrollo) y que pagaremos entre todos.
Debemos regresar a lo verdaderamente esencial: a la risa de los hijos, al amor de la pareja, a la convivencia, a la charla a la hora de la comida, a tener tiempo para los nuestros y romper esas ataduras que la tecnología nos ha legado; conocer el nombre del vecino, conocernos y reconocernos para poder saber quiénes somos y hacia dónde vamos.
Debemos repensarnos y preguntar ¿qué mundo estamos dejando a nuestros hijos?, ¿qué enseñanzas les hemos heredado para que puedan sembrar el cambio?
#Manjar Murió mi amigo Ubel, mi maestro y camarada. No perdió la batalla, las ganó muchas veces. Se mantuvo firme y sonriente ante la muerte. Desde que lo conozco, siempre tuvo una palabra de aliento, siempre el consejo para apostarle a la salud, siempre la mano extendida y lista para ayudar, siempre la verdad directa. Se fue a descansar de todo este mundo y su ajetreo. Extrañaré las charlas por teléfono, nuestros alucines de cómo componer el mundo mientras degustábamos café, los mensajes para saber lo que pensamos de todo lo que pasa, la ocupación del tiempo, la palabra. Murió mi amigo y algún día, en este retorno a la muerte que es la vida, nos toparemos allá en el cosmos, en la energía que somos, para seguir alimentando de luz lo que haga falta. #HistoriasdeCuarentena “Tiempo presente y tiempo pasado / se hallan quizá presentes en el tiempo futuro / y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado. / Si todo tiempo es eternamente presente / todo tiempo es irredimible. / Lo que pudo haber sido es mera abstracción / quedando como eterna posibilidad /solamente en el mundo de la especulación. / Lo que pudo haber sido y lo que fue / apuntan a un solo fin, que está siempre presente”. T. S. Eliot. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Materia de testamento de Gonzalo Rojas y el disco Bluesbreakers de Eric Clapton. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.
* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.
* Delegado en Chiapas del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa.
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